En 1991 se estrena la que sería la primera película animada nominada al Oscar como mejor película, una película que 26 años después sigue siendo una obra maestra que llega a estar cerca de la perfección. Esa es la montaña que Disney decide escalar al hacer un remake de lo que ha sido hasta la fecha, una de las películas más completas, maduras, complejas y bien desarrolladas de la industria cinematográfica y la casa del ratón.
La Bella y la Bestia 2017 está llamada a romper récords de taquilla, pero su calidad, como sucesora, de su propia legado no logar lo que sabía iba ser imposible. La misma tiene muchas cosas a su favor, es una película que es hermosa de admirar, es magnífica de oír, es grandiosa recreando la magia de la versión animada, muestra una serie de detalles que solo con tecnología de punta es posible realizar, logra transmitir el encanto, el romanticismo y la mística de la versión original a nivel general, y para los que busquen eso, en esta película lo van a conseguir.
Sin embargo, si bien la película original tenía una duración de 85 minutos, esta adaptación tiene una trama que se extiende más de debido y se hace sentir larga, el Director Bill Condon utiliza nuevas escenas para ofrecer explicaciones de la historia de los personajes, que en muchos casos no era necesaria y que hace se sienta que en lugar de aportar reduce el ritmo de una histórica que se hace lenta. Otra de las cosas que le pudo haber jugado mal al Director es la inclusión de dos obras musicales a la película, que no alcanza la calidad de los musicales de la obra original. Por otro lado, aunque la obra cuenta con un elenco lleno de talentos y belleza, la interpretación que realiza Emma Watson como Bella le falta temple y carácter, mientras que vemos Luke Evans nace para ser Gaston.
Si hay algo que no cabe la menor duda es que es un film que fue dirigido con mucho talento, celo y dedicación, es un film que se puede disfrutar en familia, y brinda un hermoso espectáculo lleno de nostalgia