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La guerra por el planeta de los simios es una mentira. Y una muy tonta.
Pero no por eso la última entrega de esta saga de precuelas del clásico de 1968 es mala. Elaborando encontramos que posee grandes cosas a favor.
En primera, las actuaciones. Y si, actuaciones.
Los avances en la captura de movimientos nos ha llevado a un punto donde podemos, en gran parte también al desempeño de Andy Serkis, empatizar con un primate.
Ese nivel de actuación donde solo unos cuantos gestos muy bien aplicados y silencios muy poderosos son merecedores de varios premios aunque la academia todavía no quiera reconocerlo.
También en beneficio de la obra esta su score y soundtrack, ambas piezas te llevan de la mano en cada escena y ambientan de manera idónea cada tramo de la aventura que tenemos en frente.
Y aunque en esto diverja con mucha gente, para mi la resolución del conflicto principal la «guerra» me pareció otro gran punto al saber encontrar un tercer modo de afrontar lo que esperábamos en la pantalla grande. Puede que este tipo de enfoque para algunos resulte un engaño (y lo es) pero cuando es bien aplicado, se puede perdonar.
Como lo dije al principio, la película es tonta.
Muchas cosas no tienen para nada sentido.
Los soldados son los mas estúpidos que he visto en los últimos 10 años.
Las bases de «seguridad» son un chiste hasta para el narcotraficante, el Chapo de Sinaloa.
Y eso que el se fugó dos veces.
También hay veces en los que es más que obvio que a la fuerza colocan una escena «cheesy» para hacerte sentir algo en, literalmente, la siguiente escena donde hay una muerte «importante».
Eso es molesto y de muy mal gusto.
Hay bastantes de este tipo de incoherencias y desajustes físico/temporales que el guión chorrea por todos los agujeros que tiene pero si logras dejarlo pasar la película es bastante entretenida.
Termina la saga con un largometraje que no es mejor que el primero pero si que el segundo.
Hasta la próxima.
Calif. 7.5/10